Finalizan las obras de mantenimiento en la ermita de Agualada de Marantes

Jueves, 19 Diciembre, 2019

El Consorcio de Santiago acaba de finalizar las obras de mantenimiento de la ermita de Nuestra Señora de las Angustias, en Agualada de Marantes, realizadas por la empresa Sergiu Alexandru Tatarcán por un importe global de 29.645 euros.

 

Esta pequeña capilla románica se sitúa en el Camino Inglés de Santiago. Ya existe desde el siglo XII, fecha a la que pertenece parte del presbiterio. En el siglo XVI, al demoler el claustro románico de la Catedral compostelana para construir el actual, uno de los arcos se llevó a esta capilla y se conserva haciendo de arco de triunfo de la misma -es un arco románico tallado por la escuela del Maestro Mateo-.

 

La iglesia, reedificada en el siglo XVI, está dentro de un recinto murado con el atrio. Algunas partes de la capilla fueron construidas entre los siglos XVI y XVIII. Resaltan los leones que flanquean la entrada y que recuerdan a los del Pórtico de la Gloria de la Catedral. Y en el interior del inmueble destaca su retablo.

 

Las intervenciones realizadas

 

La capilla se mantenía, en general, en buen estado excepto la fachada exterior, que tenía la piedra superficialmente deteriorada, por lo que se limpiaron las cuatro fachadas y la espadaña.

 

Por otro lado, el balado que rodea el atrio se encontraba en mal estado, con la piedra invadida por la vegetación, de modo que se procedió a su limpieza y restauración. En el interior, la ábside tenía las partes bajas con manchas de humedad que afectaban de forma importante al retablo, por lo que se formó una zanja de drenaje alrededor de la capilla, con el fin de resolver el problema de la humedad. Asimismo, se llevó a cabo la limpieza y consolidación del muro de cachotería que rodea la parcela de la iglesia.

 

La escalera de subida al coro, estrecha y con mucha pendiente, no tenía pasamanos, lo que hacía peligroso su uso, de manera que se instaló uno. Además, se pintó la baranda del coro. También se pintaron las lámparas de hierro y los viejos muebles de la sacristía.

 

El falso techo de la sacristía, de madera, tenía manchas de humedad debido a problemas en el tejado. Así, se renovó su cubierta, con la instalación de una campana de luz para poner en valor las pilastras medievales de la cabecera de la iglesia, que estaban ocultas por el falso techo. Cuando mejore el tiempo, se pintarán las tres fachadas del cuerpo de la sacristía.